GT 59 - Pensamiento y utopía de Pedro Figari a 100 años de la experiencia de la Escuela Nacional de Artes y Oficios (1915-1917)

Coordinadores: Pablo Thiago Rocca (Museo Figari), Antonio Romano (FHCE), Aníbal Corti (IPA)

Objetivos: A más de cien años de la publicación su primer y más ambicioso trabajo filosófico, Arte, estética, ideal (1912) —que pasó prácticamente inadvertido en el Uruguay de su tiempo y que recién sería redescubierto varias décadas más tarde— y a cien años justos del inicio de su experiencia al frente de la Escuela Nacional de Artes y Oficios (1915-1917) —breve, fallida y dolorosa—, el pensamiento y el ideario de Pedro Figari siguen siendo en gran medida desconocidos para los uruguayos, que sólo conocen al destacado pintor. El objetivo de esta mesa es echar luz sobre la personalidad y la obra multifacética de Figari y en particular sobre la articulación entre sus ideas (estéticas, filosóficas, pedagógicas) y su utopía político-social.

Fundamentación: Antes de destacarse notablemente como pintor, ocupación a la que se dedicó de lleno cuando ya casi era un sexagenario, Pedro Figari tuvo una intensa actividad pública. Fue abogado, periodista, legislador, pedagogo y ensayista. Entre los años 1915 y 1917 ocupó el cargo de director provisional de la Escuela Nacional de Artes y Oficios. En su calidad de director de la Escuela presentó su célebre plan de reforma de la enseñanza industrial, una de sus grandes contribuciones al pensamiento pedagógico nacional. Figari fue además un agudo filósofo. Publicó en 1912, en Montevideo, Arte estética, ideal, un trabajo proyectado inicialmente como un ensayo de estética, que se convirtió sobre la marcha en un ensayo de filosofía general, con énfasis en la teoría del conocimiento, la antropología filosófica, la filosofía de la religión y la moral. Ya reconocido como pintor y voluntariamente exiliado en París, publico en 1930, en esa ciudad, Historia kiria, una singular novela crítico-satírica donde se cuentan las costumbres de un pueblo imaginario, los kirios, toscos, primitivos y en buena medida brutales, pero también sabios y auténticos. Figari exhibió siempre un talante inequívocamente afín a la ciencia y a la tecnología: un talante “positivista”. Su exaltación, en los últimos años, de la tosquedad y la brutalidad de los kirios —su “primitivismo”— resulta entonces difícil de comprender. El Figari “kirio” parece darse de bruces con el Figari racionalista y cientificista. Toda contribución que ayude a echar luz sobre el pensamiento de Figari y su aparentemente contradictoria utopía "kiria" será bienvenida en este grupo de trabajo.

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